jueves, 9 de agosto de 2012

LA PRESTIGIOSA VIDA DE UN ESCULTOR FORENSE.


El 28 de Julio de 2011, el prestigioso escultor forense conocido con el nombre de Frank Bender falleció en su domicilio particular ubicado en Filadelfia, víctima de un cáncer poco común a la edad de setenta años. A lo largo de muchos años se formó una prestigiosa carrera de la que no estuvo exento de polémica. Sin embargo, gracias a su incesante trabajo y a la pasión que ponía en cada uno de sus proyectos, muchos asesinos fueron encarcelados y sus víctimas pudieron descansar en paz.

LA PRESTIGIOSA VIDA DE UN ESCULTOR FORENSE.

Francis Augustus Bender, más conocido como Frank Bender, nació el 16 de Junio de 1941. A la edad de cinco años fue matriculado en clases de dibujo y pintura, y ya entrado en la pubertad ganó un concurso de la localidad en la que residía. Su vida parecía haber sido creada expresamente para dedicarse al mundo de las Bellas Artes, sin embargo, en la edad adulta tomaría un camino muy distinto. Tras finalizar diariamente su trabajo como fotógrafo en la calle Arch (Filadelfia), Frank Bender solía acudir a las clases particulares gratuitas que impartía la Administración de Veteranos.

Allí conoció a su profesor de pintura Oliver Grimley y a Arthur De Costa. Este último le sugirió que estudiase escultura ya que le sería muy útil a la hora de pintar.

Tras aceptar el consejo de su profesor decidió tomar un semestre de clases bajo la tutela del profesor Tony Greenwood, un hombre pintoresco que solía aconsejar a sus alumnos con pocas palabras pero que sabía apreciar el talento de sus pupilos.

La falta de experiencia de Frank en el mundo de la anatomía le obligó a buscarse la vida, y así fue como conoció a Bart Zandel, responsable de sacar las huellas dactilares de los cadáveres en la oficina del forense de Filadelfia. Pronto se hicieron amigos.

Frank Bender comenzó su carrera profesional cuando se enfrentó al mayor reto de su vida, ponerle rostro a una mujer de la que no se conocía ni la identidad. Tan sólo necesitó echarle un vistazo para saber qué imagen tenía, cómo eran sus ojos, su nariz, su boca. Este autodidacta forense y artista de renombre en el mundo de las bellas artes dejó a todo el mundo atónito cuando comprendieron su talento. Podía reconstruir las caras de los esqueletos o moldear rostros de prófugos a partir de fotografías, sin importar las diferentes identidades o disfraces que éstos adoptaran.

John Emil List
durante sus años en prisión.
Uno de los casos más famosos en los que Frank Bender estuvo implicado fue en la reconstrucción facial de fugitivo y asesino John Emil List (17 septiembre 1925 a 21 marzo 2008) quien estuvo dieciocho años en libertad tras haber asesinado a su mujer y tres hijos el 9 de noviembre de 1971. Fue posible su captura gracias a la difusión que tuvo la escultura de Frank en el programa “Los más buscados de Estados Unidos”.

"Unearthed", monumento funerario
dedicado a las víctimas de la esclavitud.
A lo largo de su vida, Frank trabajó tanto en el mundo del arte como en el de la ciencia forense. Uno de los trabajos que le dio cierta fama internacional y que hoy en día se puede seguir contemplando es “Unearthed”, un monumento funerario fabricado en bronce y hecho a tamaño natural que fue encargado por el “African Burial Ground National Monument” de Nueva York. La escultura está basada en la reconstrucción facial de tres esqueletos humanos exhumados en perfecto estado de un cementerio africano. El cuerpo de policía de Nueva Jersey le encargó una obra que sirviera para conmemorar a todos los agentes caídos en acto de servicio. También trabajó en un gran obelisco dedicado a las victimas del holocausto nazi.

Junto al ex-agente del FBI, profesor de criminología y experto en perfiles criminales Robert K. Ressler, Frank acudió en la ayuda de la policía del estado de Chihuahua en Méjico para que ayudase con la reconstrucción facial de cinco víctimas del célebre caso de los feminicidios en la Ciudad de Juárez. Un caso muy polémico en el que se cree que pudieron morir asesinadas alrededor de setecientas mujeres cuyas edades oscilan entre los 15 y 25 años de edad.

Dado que durante sus años de carrera conoció a un gran número de personas de diferentes campos, Frank Bender, fue uno de los primeros fundadores de la “Sociedad Vidocq”, cuyo nombre viene de el criminólogo francés Eugene Francois Vidocq (24 de Julio 1775 - 11 de mayo de 1857).

El 13 de mayo 2008, el escritor Ted Botha publica su obra “The Girl With the Crooked Nose” (La chica de la nariz torcida), un libro que nos acerca más a la vida de Frank como escultor y persona.

Dos años más tarde, la editorial Penguin Books lanza al mercado la obra “The Murder Room” (La habitación del crimen) escrita por Michael Capuzzo, en la que se emplea la figura de Frank como eje principal de la obra.

La vida de Frank Bender se detiene cuando en 2009 le detectan un extraño y poco común cáncer que ataca a la pleura del pulmón y que es causado por la continua exposición al amianto (Mineral que se presenta en fibras blancas y flexibles, de aspecto sedoso. Es un silicato de cal, alúmina y hierro, y por sus condiciones tiene aplicación para hacer con él tejidos incombustibles).

El 28 de Julio de 2011 fallece, dejando tras de sí una extensa carrera en la que ayudó a muchas familias a cerrar el capítulo más trágico de sus vidas.


Akasha Valentine 09/08/2012
La prestigiosa vida de un escultor forense .
© Akasha Valentine 2012.

Las fuentes de información y divulgación corresponden a las siguientes páginas citadas. La autora permite la libre divulgación de este texto siempre que esté citada la fuente y la autoría de la misma.

Fuentes de información :

- La chica de la nariz torcida. Muerte y obsesión en la vida de un escultor forense. Ted Botha. 


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