El 28
de Julio de 2011, el prestigioso escultor forense conocido
con el nombre de Frank Bender falleció en su domicilio
particular ubicado en Filadelfia, víctima de un cáncer poco común
a la edad de setenta años. A lo largo de muchos años se
formó una prestigiosa carrera de la que no estuvo exento de
polémica. Sin embargo, gracias a su incesante trabajo y a la pasión
que ponía en cada uno de sus proyectos, muchos asesinos fueron
encarcelados y sus víctimas pudieron descansar en paz.
LA
PRESTIGIOSA VIDA DE UN ESCULTOR FORENSE.
Francis
Augustus Bender, más conocido como Frank Bender,
nació el 16 de Junio de 1941. A la edad de cinco años fue
matriculado en clases de dibujo y pintura, y ya entrado en la
pubertad ganó un concurso de la localidad en la que residía. Su
vida parecía haber sido creada expresamente para dedicarse al mundo
de las Bellas Artes, sin embargo, en la edad adulta tomaría un
camino muy distinto. Tras finalizar diariamente su trabajo como
fotógrafo en la calle Arch (Filadelfia), Frank Bender solía
acudir a las clases particulares gratuitas que impartía la
Administración de Veteranos.
Allí
conoció a su profesor de pintura Oliver Grimley
y a Arthur De Costa.
Este último le sugirió que estudiase escultura ya que le sería muy
útil a la hora de pintar.
Tras
aceptar el consejo de su profesor decidió tomar un semestre de
clases bajo la tutela del profesor Tony Greenwood,
un hombre pintoresco que solía aconsejar a sus alumnos con pocas
palabras pero que sabía apreciar el talento de sus pupilos.
La
falta de experiencia de Frank en el mundo de la anatomía le obligó
a buscarse la vida, y así fue como conoció a Bart Zandel,
responsable de sacar las
huellas dactilares de los cadáveres en la oficina del forense de
Filadelfia. Pronto se hicieron amigos.
Frank
Bender comenzó su carrera
profesional cuando se enfrentó al mayor reto de su vida, ponerle
rostro a una mujer de la que no se conocía ni la identidad. Tan sólo
necesitó echarle un vistazo para saber qué imagen tenía, cómo
eran sus ojos, su nariz, su boca. Este autodidacta forense y artista
de renombre en el mundo de las bellas artes dejó a todo el mundo
atónito cuando comprendieron su talento. Podía reconstruir las
caras de los esqueletos o moldear rostros de prófugos a partir de
fotografías, sin importar las diferentes identidades o disfraces que
éstos adoptaran.
John Emil List durante sus años en prisión. |
"Unearthed", monumento funerario dedicado a las víctimas de la esclavitud. |
A
lo largo de su vida, Frank
trabajó tanto en el mundo del arte
como en el de la ciencia forense.
Uno de los trabajos que le dio cierta fama internacional y que hoy en
día se puede seguir contemplando es “Unearthed”,
un monumento funerario fabricado en bronce y hecho a tamaño natural
que fue encargado por el “African Burial Ground National
Monument” de Nueva
York. La escultura está basada
en la reconstrucción facial de tres esqueletos humanos exhumados en
perfecto estado de un cementerio africano. El cuerpo de
policía de Nueva
Jersey le encargó una obra que
sirviera para conmemorar a todos los agentes caídos en acto de
servicio. También trabajó en un gran obelisco dedicado a las
victimas del holocausto nazi.
Junto
al ex-agente del FBI, profesor de criminología y experto en perfiles
criminales Robert K. Ressler, Frank acudió en la ayuda
de la policía del estado de Chihuahua en Méjico para que
ayudase con la reconstrucción facial de cinco víctimas del célebre
caso de los feminicidios en la Ciudad de Juárez. Un
caso muy polémico en el que se cree que pudieron morir asesinadas
alrededor de setecientas mujeres cuyas
edades oscilan entre los 15 y 25 años de edad.
Dado
que durante sus años de carrera conoció a un gran número de
personas de diferentes campos, Frank Bender,
fue uno de los primeros fundadores de la “Sociedad
Vidocq”, cuyo nombre viene de
el criminólogo francés Eugene Francois Vidocq (24 de
Julio 1775 - 11 de mayo de 1857).
El
13 de mayo 2008, el
escritor Ted Botha
publica su obra “The Girl With the Crooked Nose”
(La chica de la nariz torcida), un libro que nos acerca más a la
vida de Frank como escultor y persona.
Dos
años más tarde, la editorial Penguin Books
lanza al mercado la obra “The Murder Room”
(La habitación del crimen) escrita por Michael Capuzzo,
en la que se emplea la figura de Frank como eje principal de la obra.
La
vida de Frank Bender se
detiene cuando en 2009 le detectan un extraño y poco común cáncer
que ataca a la pleura del pulmón y que es causado por la continua
exposición al amianto (Mineral
que se presenta en fibras blancas y flexibles, de aspecto sedoso. Es
un silicato de cal, alúmina y hierro, y por sus condiciones tiene
aplicación para hacer con él tejidos incombustibles).
El
28 de Julio de 2011
fallece, dejando tras de sí una extensa carrera en la que ayudó a
muchas familias a cerrar el capítulo más trágico de sus vidas.
Akasha Valentine 09/08/2012
La prestigiosa vida de un escultor forense .
© Akasha Valentine 2012.
Las fuentes de información y divulgación corresponden a las siguientes páginas citadas. La autora permite la libre divulgación de este texto siempre que esté citada la fuente y la autoría de la misma.
Fuentes de información :
- La chica de la nariz torcida. Muerte y obsesión en la vida de un escultor forense. Ted Botha.
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